Tercer Mandamiento: AISLAOS
Es tentador y sumamente sencillo; ciertamente, para crear una burbuja en la diversión sólo hacen falta un par de cosas. Júntate a alguien con quien congenies bien, y pasa de los demás participantes, evitando fiestas conjuntas, acampadas con gentes de otras nacionalidades y sin grabar nada de lo vivido. Nunca abandones esa burbuja.
Lamentablemente para aquellos que deseen permanecer aislados, la historia de casi todos los corredores de éxito y fascinación ha ido en sentido completamente contrario a esta postura. Pero si aún así deseáis aislaros todavía un poco más, invertid gran parte de vuestros ahorros en viajar cómodos, y en que os sobre de todo en todo momento: comida, bebida, colonia, etc., para no tener que recurrir a nadie jamás.
Averiguar todos los entresijos del Mongol Rally, requiere de empaparse del ambiente de todos los corredores y la organización, abriéndose paso entre distintas culturas y nacionalidades, estando dispuestos a ser caritativos con los demás. Mejor, evitad por completo esta eventualidad. No salgáis a ver mundo, ni siquiera os asoméis por la ventanilla del coche. Hablad sólo con vuestro íntimo compañero, ya que su función es deciros lo que queréis oír y filtrar cualquier asunto indigno de molestaros.
Adolf Hitler lo hacía muy bien. Su secretario, Martin Bormann, aprendió enseguida a comunicar al führer sólo las buenas noticias. Sin embargo, el gran genio de la ingeniería que ayudó a reconducir General Motors durante sus años gloriosos, decía: “Tráiganme sólo problemas. Las buenas noticias me debilitan”. Si queréis ser buenos corredores con espíritu Mongol Rally, tendréis que buscar la manera de huir de la mentalidad del aislamiento en cada etapa, en cada poblado, en cada campamento… con cada persona.
Para aislaros totalmente, poneos los primeros en todo, acaparando los focos resplandecientes. Cuando haya méritos, leváoslos todos; cuando haya culpas, no asumáis ninguna. Acaparar toda la atención no es garantía absoluta de aburrimiento y fracaso, pero contribuye desde luego a alcanzar el aislamiento extremo que puede dificultar mucho el gran éxito.
Si acatáis el tercer mandamiento y os aisláis efectivamente, no sólo no sabréis lo que no sabéis del alma del Mongol Rally, sino que estaréis total y plenamente confiados en que lo que sí sabéis es todo lo que da de sí esta magnífica aventura. ¡No seáis burros, compañeros!
MPB
(Extraído y adaptado de: Keough, D.R., Los diez mandamientos para arruinarte)
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